martes, 21 de febrero de 2012

Centro Ceremonial Otomi


El Centro Ceremonial Otomí fue edificado en 1981 con el objetivo de proporcionar un espacio para las celebraciones religiosas del pueblo otomí así como para fomentar el desarrollo de la región por medio del turismo.
Lugar de enigmática belleza emplazado majestuosamente entre los bosques de una serranía al norte de la ciudad de Toluca, el Centro Ceremonial Otomí es un interesante escenario donde la tradición cultural de una de las naciones originarias de Mesoamérica, los otomíes, encuentra eco en un monumental espacio arquitectónico que a pesar de haber sido construido durante el siglo XX, nos transmite con gran fuerza, el poder y la grandeza de la arquitectura prehispánica
Para su diseño, los constructores del Centro Ceremonial Otomí se inspiraron en los elementos característicos de la arquitectura prehispánica del centro de México, elementos como grandes escalinatas, taludes y plazas a los cuales se sumó la expresión plástica contemporánea con diversas esculturas de grandes dimensiones que crean en conjunto un sitio de gran personalidad y evocador misticismo.
Este complejo arquitectónico incluye además del recinto ceremonial, un museo, un mercado de artesanías, cabañas, un lago, y espacios para acampar. También cuenta con amplias áreas con césped que son ideales para actividades familiares. Asimismo, desde hace unos años, el Centro Ceremonial Otomí es un importante referente en el ámbito deportivo, ya que a el acuden frecuentemente deportistas nacionales y extranjeros para realizar entrenamientos de altura.
La entrada al lugar tiene un costo de 50 pesos por vehículo.
Para llegar al Centro Ceremonial Otomí desde la Ciudad de México, poco antes de llegar a Toluca se puede tomar la Autopista Ruta Bicentenario y posteriormente tomar la desviación al municipio de Temoaya.
Una salida al Centro Ceremonial Otomí, puede incluir también una visita a Villa del Carbón y recorrer las presos y los paisajes boscosos de la zona. Se recomienda tomar precauciones debido a que la carretera entre el Centro Ceremonial Otomí y Villa del Carbón se encuentra en malas condiciones.
Uno de los frutos de la larga lucha del Pueblo Otomí, y resultado del Movimiento Indio en el Estado de México, integrado en el Grupo de Pacto del Valle Matlatzica, fue la edificación del Centro Ceremonial Otomí. De acuerdo con los testimonios de miembros del Consejo Supremo Otomí en 1980, como Apolinar de la Cruz Loreto y Aniceto Pérez Villar; el Consejero de los Ancianos, Tiburcio Evaristo Espejel; autoridades ejidales como Macario Roque y de Bienes Comunales como Amancio Flores González, entre otros dirigentes de esa época, reafirman que en 1977, las comunidades inician las gestiones para lograr apoyo a la creación de un espacio para la realización de sus ceremonias ancestrales, la promoción de sus valores culturales y fortalecer la cohesión de los otomíes; pero también que pudiera ser el eje para la organización comunitaria y regional que les permitiera realizar una serie de acciones para impulsar su desarrollo como pueblo; contribuyendo así a resolver problemas como la migración a las ciudades por el desempleo, la desintegración étnica, la falta de servicios, carencia de apoyos para el campo y la falta de seguridad social.
En 1988 se iniciaron finalmente los trabajos para construir esta obra monumental, “Centro Ceremonial” y majestuoso recinto, y en un acto masivo llevado a cabo en este lugar el 15 de agosto, el gobierno federal y estatal hacen la entrega simbólica de esta obra al Pueblo Otomí. Los arquitectos encargados de hacer realidad esta obra fueron: Carlos Obregón Formoso e Iker Larrauri. Este centro reproduce como era, en el Siglo IX el lugar de las reuniones religiosas y cívicas otomíes antes de la influencia Náhuatl representada por Quetzalcoatl.
El conjunto arquitectónico y escultórico es sumamente llamativo y comprende los siguientes elementos:
    En la entrada al centro ceremonial se encuentra la escultura del máximo guerrero  del pueblo otomí Botzanga- (lagartija, negra) quien combatiera con el gran guerrero Axayacatl del pueblo mexica en el año 12 Toztli,
    La glorieta de centinela, el  Tahaay (Mensaje del fuego y de la vida)  lugar donde se llevan a cabo las ceremonias del maíz para pedir que se dé una buena siembra  así como una buena cosecha,
    La plaza del coloso con el  sorprendente mural de Da´Mishi  (jaguar que camina y habla); Merece una mención especial este gigantesco mural, obra del escultor y pintor Luis de Aragón, que representa la ideología otomí. El mensaje que encierra el mural, según su propio autor es este “Nos alimentamos en los pecho de Makime zana – donde están los ojos de la noche; con ventanas para asomarnos al sol, el padre  que nos da el mensaje para estar con nuestros elementos, tierra, agua, fuego, viento, antes del crótalo de Da¨kihña, donde están las estrellas rojas del eterno .retorno Ella que separa lo blanco y lo negro y nos recuerda que lo que es arriba es abajo.
    El edificio  del consejo supremo.- en esta construcción resaltan sus siete columnas que simbolizan a Chicomostoc, y representa las 7 tribus Nahuatlacas  en el año 820, D.C. cada una de estas tribus tenía su propio caudillo y llegaron a establecerse en el valle de México, alrededor de la laguna que ahora es la majestuosa Ciudad de México, además hay quienes también las asocian con las 7 notas musicales, los colores del arcoíris o los días de la semana. Este recinto del consejo supremo, está destinado a alojar reuniones actuales Otomíes, que tienen expresiones culturales sumamente valiosas y con gran apego a sus más antiguas tradiciones.
    La plaza de sagitario o centro de ceremonias, danzas y ritos.- En el piso puede verse un diseño de tres llamas un círculo formado por una serpiente, (Que representa las fuerzas del espíritu, del cuerpo, y de la voluntad-mente).
 Las 52 esculturas con forma de serpientes entrelazadas, simbolizan los 52 años del siglo prehispánico.

    Por último y no menos importante,  en la parte superior destaca un gran sol  (hyadii) esculpido en piedra roja entre 12 conos que, en forma estilizada, representan caracoles (Símbolos de agua—uno por cada generación.)